sábado, 19 de septiembre de 2009

Poesía - La mecedora

Poesía - La mecedora


Una tarde no muy soleada
Sentado en la mecedora fumándome un cigarro
Pensando en los momentos que juntos pasamos
En las promesas que nos hicimos
Y en el tiempo que estuvimos juntos
Viendo como el día es consumido por las sombras
Y la luna va saliendo
Así como una a una las estrellas se van encendiendo en el cielo.

Y yo aquí terminando mi cigarro
Sólo palabras y un montón de recuerdos
De aquella plaza en donde sentados conversábamos
Y aquella otra en donde un día lloraste sobre mi hombro
Aquellas noches en las que te esperaba por horas
Aquel lugar en el que te entregaste a mí
Aquel día en el que te conocí
Algunos de los regalos que te di
Y un consejo ya oxidado que hace tiempo mi padre me dio.

Sólo pensando en lo que ha pasado y en que camino habrás tomado
Yo sé que tu aun no me has olvidado
Y yo aquí sentado en la mecedora fumándome otro cigarro
Mientras la brisa de la noche refresca mi piel
La luz de las estrellas ilumina mi corazón
Al ver la luna posarse me lleno de pasión
Y como el tiempo ha pasado entre tú y yo.

Ya hace varios meses que no te observo en esta enorme ciudad
Y sigo pensando en lo que me enseñaste sin dudar
En cuantas veces te hice volar con mis alas
El daño que me hiciste y el perdón que te ofrecí
Las miradas entreveradas que nunca dejaran de desearse
Así como aquel oscuro secreto que te confesé
Y los consejos que obstinado no seguí
Palabras y cosas vánales que van de más.

Toda una historia que ya hace tiempo llego a su fin
Una historia de abrazos, besos, caricias, pudor, sexo y amor
Una historia que ya caducó
Y ya por mi quinto cigarro y entradas las tres
Todas estas palabras y cosas
Y todo para al final darme cuenta.

Que sólo soy un hombre que ya no sueña con ser tu sueño.

Vladimir Rodríguez Zepeda